" Embajador de Sonrisas" por Malem Poeta

Cuenta la historia que en Monte Castro existe un hombre que nunca envejece, que siempre sonríe y provoca en los demás la emoción y felicidad de un recuerdo que renace.

Dicen que por ese barrio vivió un marinero que solía recorrer mares y océanos, conoció Europa y visitó otros cielos. Quizá, buscaba el amor en un puerto del mundo.

Hace muchos, pero muchos años atrás encontró el puerto y con el al amor, al punto tal que jamás volvió a embarcarse.
Una joven dama, llamada Nilda, enamoró al muchacho.
Nilda y José, formaron una hermosa familia con niños corriendo a su alrededor, José solía llevar al varoncito a la calesita, allí fue cuando pensó en tener su propia calesita.
Para 1975, su sueño giraba en el corazón de la manzana, al final de la galería de Jonte y Allende.
Lejos de los mares revueltos, José prefirió internarse en un mundo de revoltosos felices denominados "niños".

De a poco, llegaron la calesita actual, los caballos, que fueran pintados por José y su hija, el tejo, donde me destaco y mi hija se enoja, un pelotero, una pista de autitos, inflables y más...
El techo era de lona, lo recuerdo, de grandes dimensiones para cubrir el predio, pero más tarde, llegaría el de policarbonato corredizo.

Los años fueron transcurriendo, casi inevitablemente y como consecuencia, llegó el día que subiría por última vez a "mi calesita". Restaba esperar que la vida me diera revancha.
Y ese día llegó...



Amaneció soleado, el calor aprieta y mi hija camina ansiosa por Av. Alvarez Jonte hasta la galería Jonte, donde comienza a transitarla esperando llegar al corazón de la manzana donde se crea la magia.
Disfrutaré de un exquisito capuchino, mientras, mi niña gira y gira, una y otra vez en "mi calesita" que hoy la pequeña la reclama como propia.
Detrás del mostrador color lila está el hombre que amarró su destino al barrio de Monte Castro, formando una hermosa familia y transformando el patio al final de la galería en un espacio de sonrisas infantiles.

Apenas pasaron cuarenta y dos años de esta loca travesía y Don José nos regala la fórmula para levantarse cada mañana, donde según él son los niños ese mágico poder de seguir feliz y vivaz.
Pero esto no termina aquí...
Don José va dejando huella de su obra, a escasos metros de la Galería Jonte se encuentra el Jardín de Infantes de Jonte 4651 que lleva por nombre "La Calesita de Don José...


Don José de León, el hombre que se alimenta de sonrisas a cambio de un caramelo para los más pequeños. El hombre que emociona a los grandes que alguna vez fuimos esos niños dueños de las golosinas y la sortija.


Don José de León, un hombre siempre feliz, que un barrio entero lo nombra:
"Embajador de la Sonrisa"a través de las generaciones.
¡¡¡¡GRACIAS!!!!

        Malem Poeta

Agradecimiento especial a la niña de la foto Mia Paredes Lippi, que al igual que su madre disfrutó de las tardes en la calesita de Don José. 

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